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Aitor Esteban, portavoz del Grupo Parlamentario Vasco, ha fijado hoy la posición de EAJ-PNV con respecto a la Constitución Española y a su posible futura reforma. En rueda de prensa en Sabin Etxea, el portavoz jeltzale en el Congreso ha abierto la puerta a una posible modificación del texto constitucional, pero ha advertido de que esta solo será útil si aborda las dos grandes cuestiones pendientes tras 39 años: “Si no es para abordar la cuestión nacional vasca y catalana, y el reconocimiento de Euskadi y Catalunya como naciones, no servirá para nada y solo conducirá al fracaso esa reforma constitucional”.

Esteban ha insistido en que la postura de EAJ-PNV es la misma que en 1978, cuando los jeltzales se abstuvieron en la votación del texto constitucional, al igual que lo hizo una mayoría de la ciudadanía de Euskadi cuando se sometió a referéndum. 

Ahora, 39 años después, el portavoz jeltzale ha asegurado que “ese distanciamiento  ha aumentado por la interpretación que de muchos de sus artículos se ha ido haciendo, con recortes de competencias que estaban pactados incluso en el Estatuto de Gernika. Se puede decir que se ha dado un proceso involucionista del texto constitucional”, ha resumido.

Por ello, y al contrario de lo que “pretenden algunos, en un momento de exacerbamiento del concepto de nación española en un sentido excluyente y negador de la existencia de otras naciones”, Esteban ha señalado que “lo inteligente sería tratar de incorporar a los que nos quedamos fuera de ese consenso constitucional”. El portavoz jeltzale, además, ha indicado cuál debiera ser, a juicio de EAJ-PNV, la posible vía de solución en un momento que ha calificado de “crisis”. “Creemos que la solución va en otro sentido, en el del ‘Concierto político’; así como hay un Concierto en el ámbito económico, basado en una bilateralidad, habría que trasladar este concepto al ámbito político”. 

Junto a ello, el portavoz jeltzale ha apuntado también que la modificación del sistema de garantías sería también necesaria, “porque el sistema actual, con el Tribunal Constitucional, ha demostrado no ser un sistema objetivo ni un árbitro neutral”.