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Artículo de opinión

09/06/2013


JÍBAROS ESPAÑOLES

Deia


Kar es un muchachote grande y fornido de mirada penetrante y sonrisa amigable. Conocedor de Euskadi, un tipo todo corazón y buen amigo.  Kar es Shuar, un miembro de una de las más conocidas etnias dela Amazonía.  Hablanun dialecto de un idioma común a los Achuar, Huambisa y Aguaruna. Mi amigo Kar cuenta con orgullo que sus antepasados nunca fueron subyugados por los “conquistadores” españoles. Les mantuvieron bien a raya. Y estoy seguro de que entre otras razones una muy importante fue la práctica Shuar de hacer “tsantsas”. Dicho de otra manera, de cortar la cabeza del enemigo y procesarla para hacerla tan pequeña como una pelota a fin de guardarla como trofeo y contenedor de fuerza espiritual.  Tenía que ser  un remedio realmente disuasorio contra intrusos. Tsantsakaz txantxarik ez. A los Shuar no les gusta el nombre, pero los españoles les llamaban Jíbaros.

Tengo otro amigo, éste vasco, que se llama Mikel. Mikel tiene la teoría de que los españoles acabaron aprendiendo la técnica de los Shuar y que la han estado aplicando a lo largo de los siglos. Ahora también. Sólo que en vez de reducir cabezas, luego redujeron derechos forales y ahora reducen títulos competenciales. Un título competencial es la referencia en la ley en base a la cual una institución queda investida de un conjunto de competencias que se entienden incluidas. Lo cierto es que poco a poco aquello que se entendía incluido cada vez es menor, y lo de la “competencia exclusiva” de la Comunidad Autónoma simplemente ya no existe.

El Ministro Wert ha tenido la ocurrencia justo la antevíspera de celebrar una reunión con el grupo parlamentario del PNV en el Congreso para discutir su controvertido proyecto de ley de educación, de asegurar que con la nueva regulación los escolares vascos por fin sabrán quién era Agustina de Aragón. Desde luego, tamaña referencia en puertas de una reunión no dice mucho de la voluntad conciliadora del Gobierno. Por otra parte, resulta significativo sobre el tipo de obsesiones que mueven al Gobierno del PP a hacer esta reforma. Lo que interesa no es que los escolares sepan los orígenes y consecuencias de la denominada “guerra de la independencia” (que por cierto tendría una importancia capital en Euskadi), sino quién fue Agustina de Aragón. O sea la anécdota, el símbolo patrio y aguerrido,la Españaeterna. Vamos, don Pelayo, Viriato, Indíbil y Mandonio, Guzmán el Bueno, el Gran Capitán, y así hasta llegar al General Moscardó.

Lo curioso del asunto es que a pesar de que Wert piense que nuestros escolares sólo estudian historia vasca, no es así. El Ministro sigue alimentando una mentira. La mayoría de los manuales utilizados en este país son meras traducciones de los libros de texto de las grandes editoriales españolas. Y la historia del País Vasco suele quedar reducida a una asignatura optativa. No deja de ser penoso que a estas alturas uno tenga que explicar a sus hijos la historia de Navarra a pesar de estar escolarizados en una ikastola. ¿Cómo es posible? Sencillamente porque a pesar de la caracterización como exclusiva para las instituciones vascas de la competencia en educación, los diferentes gobiernos estatales se han encargado de cercenarla bien a través de leyes orgánicas que excedían el campo de lo básico, o bien a través de sentencias del Tribunal Constitucional que, como árbitro parcial que es, no ha dejado de ir quitando rodajas a las competencias vascas nada menos que desde 1983. De pronto nos encontramos ya hace muchos años con que el 55% del currículo estudiantil vasco ha de ser fijado por el Estado por arte de birlibirloque (o sea de tribunali tribuniloque).

La LOE, siguiendo a la LOGSE, lo confirmó exigiendo que los contenidos básicos de las enseñanzas mínimas requerirían el 55 por ciento de los horarios escolares para las Comunidades Autónomas que tengan lengua cooficial, pero al menos parte de los contenidos de estas enseñanzas podían ser fijados por las CCAA respetando las  capacidades que los alumnos debían obtener al final de cada etapa según la ley. Ahora, con el proyecto de LOMCE si no te gusta la taza, taza y media: “el Gobierno fijará los objetivos, competencias, contenidos y criterios de evaluación del currículo básico, que requerirán el 55 por 100 de los horarios escolares para las Comunidades Autónomas que tengan lengua cooficial”. Ya no son sólo los objetivos y competencias fijados por el Estado, sino también los contenidos (Agustina de Aragón) y los criterios de evaluación (igual es que nuestros profesores van regalando aprobados).

Hace unos pocos años hubo un intento de de aprobar un currículo propiamente vasco que respetaba los principios de la LOE pero que redactado en Euskadi fijaba una propuesta singular en el ejercicio de nuestras competencias. Aquel currículo vasco obtuvo el consenso de toda la comunidad educativa vasca, ikastolas, centros públicos, kristau eskola, padres, alumnos, sindicatos, profesores etc. Tarea hercúlea que, desde luego en España, sería imposible. Aquí se consiguió.

Sin embargo, nunca entró en vigor. Fue el gobierno de Rodríguez Zapatero quien llevó el decreto a los tribunales y allí se encargaron de cepillarlo tanto, como diría Guerra, que lo anularon en su totalidad. ¿Cuál era el máximo pecado del currículo? Que contenía la palabra mágica “Euskal Herria”. Se estudiaría su historia, su sociedad, su geografía, su botánica, su economía. En los seis territorios. Sí, también había historia de España e historia Universal pero eso era lo de menos, porque estaba claro que Agustina de Aragón no iba a ser la protagonista. Y sí, lo recurrieron los socialistas, que en esto “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.

Por cierto, ¿saben dónde se dan los índices de fracaso escolar más altos del Estado? Precisamente en los dos lugares en que la competencia de educación la ejerce directamente el Ministerio de Educación por no haber sido transferida: Ceuta y Melilla.

Donde he escrito educación, escriban ustedes, transportes, sanidad, o lo que más les plazca. Tiene la misma validez. Llevamos años asistiendo a un proceso unilateral de jibarización de nuestro autogobierno, sin cambiar en teoría el pacto estatutario. La cabeza, la “tsantsa”, es la misma, el Estatuto de Gernika, pero pasito a pasito van haciendo más reducido su tamaño, su contenido.

¿Han dado ambas partes su autorización para esta devaluación estatutaria? Qué bueno es poder nombrar a los jueces unilateralmente.

Pero que anden con cuidadito que a todo chancho le llega su San Martín. Resulta que en esta selva amazónica europea han aparecido unos nuevos jíbaros, más altos, más rubios, más ricos y fuertes. Y estos nuevos cazadores de cabezas se están dedicando cada vez con más convicción a jibarizar las competencias, la soberanía en definitiva de España. Últimas noticias: los Parlamentos de los Estados elaborarán y aprobarán los presupuestos en base a las perspectivas de crecimiento elaboradas por la Comisión Europea, y sobre planes y programas de reformas que habrán debido ser pactados antes con Bruselas. A partir de ahora el borrador de presupuesto anual debe ser presentado a la Comisión antes del 15 de octubre que lo examinará solicitando su modificación antes del 30 de noviembre. En caso contrario se aplicarán sanciones. Vaya, vaya con la soberanía nacional española.

No nos extrañemos si en pocos años entramos en un proceso europeo y estatal en que todo el entramado institucional se ponga en revisión. Al tiempo.

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